- Metabolización: son fármacos difíciles de metabolizar. Varios tienen metabolitos altamente activos. Puede haber acumulación de fármacos (o sus metabolitos activos) en el tejido adiposo, y existe la posibilidad de redistribución, lo que aumenta la posibilidad de alcanzar niveles tóxicos. Algunos de ellos son inductores y autoinductores enzimáticos, lo que hace que se generen metabolitos a mayor velocidad e interferirá en la acciñon de otros fármacos.
- Excreción: la mayoría se excretan por vía renal, pero algunas presentan una importante excreción por vía biliar.
Referente a la administración de estos fármacos, se debe realizar una escalada inicial o titulación, que consiste en administrar dosis progresivamente mayores hasta alcanzar la dosis mínima eficaz (dosis a la que se obtiene un efecto con la menor probabilidad de RAM). La dosis mínima eficaz se debe mantener el menor tiempo posible para evitar la aparición de tolerancia (si aparece, hay que hacer rotación de fármacos). La suspensión de los tratamientos se hace con dosis progresivamente menores hasta llegar a la dosis 0, con el fin de evitar los síndromes de rebote o de abstinencia (muy significativo en opiáceos y benzodiacepinas), la única excepción es con la aparición de los fenómenos on-off en un paciente parkinsoniano tratado con levodopa, al que se le quita de inmediato. La aparición de tolerancia a estos fármacos es frecuente y requiere aumentar progresivamente la dosis, por lo que es aconsejable realizar la rotación de fármacos para evitar estos incrementos de dosis.
La frecuencia de RAM es muy alta con el uso de estos fármacos. La más frecuente es la dependencia del fármaco (en especial cuando se alteran los niveles de GABA, serotonina, dopamina u opiáceos). Si se usan de forma correcta, la farmacodependencia debería ser mínima.
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