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Simpaticomiméticos

Los fármacos simpaticomiméticos son aquellos que estimulan el sistema catecolaminérgico. Pueden ser de tres tipos:
  • De acción directa: actúan como agonistas de los receptores postsinápticos. Entre ellos van a existir:
    • Preferentemente a1: destaca la fenilefrina, que si se da a altas dosis actúa también sobre los receptores a2, luego los b y finalmente los D.
    • Inespecíficos a1/a2: están la metoxamina y la nafazolina.
    • Preferentemente b1: fármacos cardioselectivos por la ubicación de los receptores. Está la dobutamina.
    • Preferentemente b2: entre estos fármacos están el salbutamol, el fenoterol, el salmeterol, ls terbutalina y la ritrodina.
    • Inespecíficos b1/b2: isoproterenol y orciprenalina.
    • Inespecíficos a/b: adrenalina, es el más inespecífico. La dosis debe ser pequeña para estimular sólo receptores b; incluso las dosis terapéuticas más pequeñas tiene cierta estimulación a.
    • Preferentemente D1: apomorfina, empleada para inducir el vómito en intoxicaciones. Se usa poco en clínica, es más usado en veterinaria.
    • Preferentemente D2: bromocriptina, pergolida y lisurida.
    • Inespecíficos D1/D2: dopamina e ibopamina.
  • De acción indirecta: actúan a otros niveles del ciclo del neurotransmisor para aumentar su disponibilidad sináptica. Entre ellos están:
    • L-dopa: aumenta la síntesis de dopamina ya que es un precursor.
    • Antidepresivos tricíclicos: inhiben la recaptación de catecolaminas.
    • Inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAOs): aumenta el tiempo de actuación catecolaminérgica en la hendidura sináptica al inhibir la degredación enzimática.
  • De acción mixta: actúan a diferentes niveles del ciclo de neurotransmisión, incluyendo siempre la acción sobre el receptor. Son de mención relevante:
    • Anfetaminas (y derivados): actúan como agonistas a y b, y además aumentan la liberación y reducen la degradación enzimática.
    • Efedrina: es un agonista a y b, pero también aumenta la liberación del neurotransmisor.
Las acciones farmacológicas de estos fármacos van a estar asociadas, primero, a las acciones propias de cada receptor y la localización del mismo (pero todos los receptores tienen acción sobre la glucemia); en segundo lugar, de la dosis administrada, puesto que los fármacos que actúen preferentemente sobre un tipo de recptor comenzarán a unirse a otros al sobrepasar una dosis concreta; y en último lugar, de los mecanismos reflejos compensatorios, importantes a nivel cardiovascular, en el cual una vasoconstricción inducida farmacológicamente conlleva una bradicardia refleja, mientras que una vasodilatación conlleva una taquicardia refleja.

Entre las acciones concretas de los simpaticomiméticos, se observan:
  • Estimulantes a: provocan vasoconstricción (dada la mayor concentración de receptores a1 que  b2 en los vasos, la adrenalina tiene efecto vasoconstrictor por el predominio de acción de los segundos); una vasoconstricción excesiva puede tener como reacción adversa hipertensión arterial (por aumento de la presión diastólica) e isquemia; el efecto sobre los vasos está indicado cuando exista hipotensión, pérdida de sangre o en las congestiones nasales (pero puede provocar adicción con isquemia nasal, hiposmia y hasta perforación del tabique nasal. En el útero inducen la contracción muscular, lo que puede usarse para provocar el parto. Sobre el iris, el efecto es una midriasis, pero puede ocluir total o parcialmente el conducto de Schlemm y aumentar la presión intraocular; se emplean por esto para exploraciones oftalmológicas, dejando ver el fondo de ojo. También disminuyen la motilidad gastrointestinal y estimulan la sudoración.
  • Estimulantes b1: fármacos cardioselectivos, que aumentan la frecuencia, la contractilidad y la excitabilidad cardíacas (propiedades propias cardíacas). Pueden inducir una taquicardia, una arritmia o una angina. Se suelen administrar por inyección intracardíaca y se usa en situaciones de parada cardíaca.
  • Estimulantes b2: tienen efecto vasodilatador en los vasos sanguíneos, pero poco importante dado el número menor respecto a los receptores a1. También disminuyen la motilidad gastrointestinal. A nivel broquial, provocan una broncodilatación que está indicada para los casos de broncopatías (especialmente para la hiperreactividad bronquial) en forma de aerosoles, pero pueden pasar a la circulación sanguínea y provocar en el corazón la estimulación de los receptores b1; además, en los niños (usuarios frecuentes) puede causar nerviosismo e incapacidad para conciliar el sueño. Sobre el útero, relaja el múculo, lo que está indicado para frenar el parto, pero también puede pasar a nivel sistémico y actuar sobre los receptores cardíacos (el más empleado para actuar sobre el músculo uterino es la ritrodina).
  • Estimulantes inespecíficos b1/b2: provocan un aumneto del metabolismo basal e induce a la glucogenólisis hepática para subir la glucemia. También se aumenta la secreción pancreática de insulina para compensar la glucemia, pero sólo parcialmente, dominando el efecto hiperglucémico.
  • Estimulantes D1: está la L-dopa, que tiene acción sobre el sistema extrapiramidal, administrándose en síndromes con déficit de síntesis de dopamina (como el Parkinson) en los que corrigen los movimientos anormales, aunque irónicamente su reacción adversa es la aparición de los mismos. También está la dopamina (sólo se administra intravenosa), que aumenta la contractilidad cardíaca (y con ella la presión sistólica), incrementa la natriuresis renal y provoca vasodilatación en diversas vísceras, entre las cuales destaca el riñón. La hipertensión arterial es importante cuando se administra dopamina en exceso, pero como está indicado su uso en los shocks, este efecto no es tan perjudicial como otros.
  • Estimulantes D2: destaca la bromocriptina, que actúa sobre el hipotálamo reduciendo la producción de prolactina. Se usa para tratar síndromes endocrinos en lo que haya hiperprolactinemia y en la acromegalia. Como reacción adversa pueden dar una hipotensión ortostática.
Un caso especial lo supone el uso de adrenalina para el shock anafiláctico. En esta situación, la liberación masiva de histamina produce vasodilatación generalizada, hipotensión brusca y broncoconstricción que puede provocar asfixia. Algunas alergias medicamentosas pueden desembocar en estos cuadros. Los anitihistamínicos no tienen potencia suficiente, y se administra a estos pacientes adrenalina para provocar vasoconstricción (acción sobre receptores a1), broncodilatación (acción sobre receptores b2) y aumento de la presión arterial (acción sobre receptores b1).

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