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Anticonvulsivantes

Los anticonvulsivantes son fármacos depresores selectivos del sistema nervioso utilizados para la profilaxis o tratamiento de estados convulsivos. El estado convulsivos más destacado es la epilepsia.
Según el mecanismo de acción de los anticonvulsivantes, diferenciamos:
  • Fármacos que actúan sobre los receptores del GABA: incrementan la neurotransmisión gabaérgica facilitando la unión del GABA a los receptores GABA-A, o activando dirctamente el receptor del GABA (agonistas gabaérgicos). Existen:
    • Barbitúricos: se emplean fenobarbital y primidona (profármaco que se metaboliza a fenobarbital y feniletilmalonamida).
    • Benzodiazepinas: se emplean diazepam, tetracepam, clonazepam, clobazam, y lorazepam.
    • Topiramato.
    • Agonistas gabaérgicos: gabapentina, baclofeno y pregabalina.
  • Fármacos que actúan a nivel del recambio del GABA: aumentan los niveles del GABA, que pueden actuar de dos formas:
    • Inhibidores de la GABA-transaminasa: valproato sódico (también inhibe la semialdehído-succínico-deshidrogenasa y estimula la glutámico descarboxilasa), vigabatrina y valpromida.
    • Inhibidor de la recaptación de GABA: tiagabina.
  • Fármacos que bloquean los canales iónicos: pueden actuar sobre dos tipos de canales:
    • Bloqueantes de los canales de sodio: fenitoína (difenilhidatoína), carbamazepina y oxcarbazepina.
    • Bloqueante de los canales de calcio: etosuximida, que también actúa como antagonista del glutamato.
  • Inhibidor de la liberación de glutamato: lamotrigina, que también bloquea canales de sodio.
  • Mecanismo desconocido: levetiracetam.
La etosuximida se emplea para tratar las crisis de ausencia en niños. Salvo la etosuximida, todos los anticolvulsivantes neutralizan las crisis convulsivas generalizadas. Las benzodiazepinas son las más eficaces en el tratamiento de las cirsis inducidas por agentes tóxicos convulsivantes. El diazepam se puede administrar vía rectal en las crisis convulsivantes febriles en niños.

Además del efecto anticonvulsivante, fenitoína actúa como antiarrítmico; el fenobarbital y las benzodiazepinas tienen efecto sedante; y presentan efecto analgésico la carbamazepina, la gabapentina, la pregabalina y la lamotrigina. La vigabatrina y el levetiracetam se uenen escasamente a proteinas plasmáticas. Los anticonvulsivantes se metabolizan a nivel hepático, pero la vigabatrina se metaboliza en menor proporción y se excreta parcialmente por la orina en forma activa. Algunos de estos fármacos inhiben el citocromo P450. La fenitína, la carbamazepina y el fenobarbital son inductores enzimáticos.

Los anticonvulsivantes tratan de conseguir tanto una menor frecuencia de aparición de las convulsiones como una menor intensidad de las mismas.  El tratamiento se mantiene durante 2-3 años sin que aparezcan convulsiones y cuando se retiran, se hace de forma progresiva. Diazepam y tetrazepam se administran sólo 2-3 días y 2 h antes de ir a dormir. En las crisis parciales se utilizan carbamazepina y levetiracetam; en las crisis generalizadas tónico-clónicas se emplean carbamazepina, fenobarbital, fenitoína o levetiracetam; en las crisis de ausencia infantiles se usa la etosuximida; en las crisis generalizadas mioclónicas y atónicas se usa el valproato sódico; el diazepam se emplea en las convulsiones febriles.

Durante la gestación, pese a tener un gran potencial teratógeno, se mantiene el tratamiento con anticonvulsivantes en la epilepsia, ya que esta es más perjudicial para el feto que el propio fármaco. Para minimizar posibles afectaciones fetales, se usa la mínima dosis eficaz, se utiliza un único fármaco, la madre debe ingerir cantidades mayores de vitamina K y ácido fólico o tomar suplementos de los mismos. Los suplementos de ácido fólico se administrarán también al neonato.

Las RAM de los anticonvulsivantes se pueden clasificar en:
  • Comunes: náuseas y vómitos (por fenobarbital y vigatrina mayormente); sedación, cansancio, falta de atención y somnolencia (principalmente por fenobarbital y vigatrina); ataxia cerebelosa, vértigos, alteraciones de la coordinación, nistagmo, diplopía y visión borrosa (por fenitoína, carbamazepina y lamotrigina); flebitis (fenitoína); déficit de vitaminas D, K y ácido fólico (por fenitoína y fenobarbital).
  • Específicos: hipertrofia ginginal por fenitoína y alteraciones hepáticas por valproato sódico.
  • Idiosincrásicos: en pacientes predispuestos pueden dar lesiones cutáneas alérgicas (por lamotrigina), síndrome lúpico (por fenitoína), trombocitopenia (valproato sódico) o crisis de profiria (fenobarbital).
  • Teratógenos: fenobarbital, diazepam y fenitoína causan labio leporino. Fenitoína también puede causar paladar hendido, cardiopatías congéticas e incluso síndrome fenitoínico fetal (hipertelonerismo, uñas hipoplásicas y retraso mental).
Las interacciones de estos fármacos entre ellos y con otros fármacos son complejas y numerosas.

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